Andimac estima que las obras enfocadas a la eficiencia energética podrán desgravar un 40% hasta 7.500 euros de inversión en la declaración de la renta, tal y como han anunciado los mismos Técnicos de Hacienda (GESTHA) en la antesala del inicio de la campaña.

Este ahorro sería posible gracias a una deducción por estas obras que reducen el consumo de energía primaria no renovable.

En concreto, las actuaciones que permiten beneficiarse en 2023 de la deducción son las que consisten en, por ejemplo, la instalación de paneles aislantes en las paredes y de aislamiento térmico en los falsos techos o la instalación de sistemas de calefacción y de aire acondicionado eficientes de bomba de calor o aerotermia.

Desde la patronal recuerdan que existen tres líneas de deducción: aquellas que reducen la demanda directa de calefacción y refrigeración; las de obras que mejoran el consumo de energía primaria no renovable y las ligadas a obras de rehabilitación energética de edificios residenciales.

Para la línea de reducción de la demanda de calefacción y refrigeración se debe alcanzar al menos un 7% de reducción. La base de la deducción son las cantidades satisfechas por las obras realizadas desde el 6 de octubre de 2021 hasta el 31 de diciembre de 2024 con un máximo de 5.000 euros y el porcentaje de deducción es el 20%.

Para la línea de mejora del consumo de energía primaria la mejora debe lograr reducir en al menos un 30% el indicador de consumo de energía primaria no renovable o bien, una mejora de la calificación energética de la vivienda para obtener una clase energética «A» o «B». La base de la deducción son las cantidades satisfechas por las obras realizadas desde el 6 de octubre de 2021 hasta el 31 de diciembre de 2024 con un máximo de 7.500 euros. En este caso el porcentaje de deducción es el 40%.

Finalmente, la línea de deducción de obras de rehabilitación energética de edificios predominantemente residencial es similar a la anterior en cuanto a objetivos. Se aplica desde el 6 de octubre de 2021 hasta el 31 de diciembre de 2025, un año más que la anterior, y se benefician aquellas obras destinadas a la mejora de la eficiencia energética del edificio en el que se ubica la vivienda. La base máxima anual por declaración de esta deducción será de 5.000 euros anuales con un tipo de deducción del 60%. El exceso hasta 15.000 euros se puede deducir en los 4 ejercicios siguientes. La deducción se practicará en el período impositivo en el que se expida el certificado de eficiencia energética emitido después de realizar las obras.

Los técnicos de Hacienda también recuerdan que las subvenciones y ayudas concedidas para realizar actuaciones de rehabilitación energética son ganancias patrimoniales exentas del IRPF.

En todos los casos la reducción del consumo deberá acreditarse con un certificado de eficiencia energética de la vivienda emitido por el técnico competente antes del inicio de las obras, (a estos efectos será válido el emitido como máximo en los dos años anteriores al inicio de las obras) y, al final de las mismas. En todo caso el certificado tras la finalización de las obras deberá ser emitido antes del 1 de enero de 2025, fecha que finaliza el actual marco de deducciones, o antes del 1 de enero de 2025 en el caso de rehabilitación energética de edificios residenciales.

Propuestas fiscales

Tal y como señalan los técnicos de Hacienda, las subvenciones y ayudas concedidas para realizar actuaciones de rehabilitación energética son ganancias patrimoniales exentas del IRPF. Y en este marco fiscal, la patronal propone recuperar la deducción en el IRPF para todo tipo de reformas y ampliarla en función de la eficiencia que se logre con las obras.

En paralelo, considera que complementar esta deducción con una rebaja al 10% del IVA de los materiales de construcción que compran los profesionales sería el revulsivo perfecto para el sector de la reforma y la rehabilitación.

De hecho, Andimac calcula que los hogares españoles ahorrarían casi 2.000 millones de euros al año en reformas si los materiales tributaran tal y como lo hace la mano de obra. Sin embargo, pese a la posibilidad de aplicar un IVA reducido -cuando esos materiales representen menos del 40% del valor del trabajo-, actualmente se aplica indiscriminadamente un 21% -por el coste que soporta el profesional durante unos meses, sin que a menudo el cliente final sepa que ese porcentaje podría ser hasta 10 puntos inferior.

En cualquier caso, la patronal indica que ese ahorro incrementaría el número de reformas y tendría un mayor retorno para las arcas públicas vía IVA. Asimismo, afirma que estos estímulos fiscales servirían para acabar con la competencia desleal y que supondrían un incentivo para luchar contra la economía sumergida.