Andimac advierte de un desplome en las solicitudes de ayudas a la rehabilitación en España en 2025. Una mala noticia que supone en el medio plazo un potencial freno a una actividad económica necesaria para modernizar el país: casi la mitad (49%) de las 26,6 millones de viviendas superará los 50 años de vida durante esta década.

En concreto, según los datos recabados por Andimac, la caída en lo que va de 2025 afecta a las solicitudes de ayudas para rehabilitación que, si se aprueban, se transforman en proyectos.

Así, de enero a junio de este año se realizaron 11.716 solicitudes, frente a las 65.737 de 2024 (-82% de caída), es decir, casi seis veces menos que el año anterior. En 2023 se solicitaron 52.564 ayudas, lo que representa un hundimiento del 77%.

La caída golpeará a la demanda de la actividad rehabilitadora en la medida que las obras actuales, y las restantes ligadas a los Fondos NGEU finalicen en agosto de 2026.

Por este motivo, Andimac considera urgente acelerar y sobre todo clarificar el nuevo marco de ayudas del Plan Estatal de Viviendas 2026-2030, en especial qué instrumentos de apoyo y qué dotación va a ofrecer.

De hecho, a nivel cuantitativo, el despliegue de los fondos (que se suman al plan vigente de vivienda) ha sido insuficiente: el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) preveía rehabilitar hasta 410.000 viviendas en el periodo 2021-2026, unas cifras muy alejadas de la realidad. Se espera que las ayudas finalmente lleguen a unas 320.000 viviendas, ya que en junio de 2025 las ayudas definitivas para mejora energética de las viviendas suman un total de 246.000 viviendas.

España puede perder una oportunidad de oro

Sin embargo, el insatisfactorio ritmo rehabilitador en materia edificatoria debe preocupar a los responsables de la Administración. Esta actividad apenas alcanza las 27.000 unidades por año, unas 275.000 viviendas en la última década, muy lejos de las alrededor de 160.000 unidades al año comprometidas en la primera versión del PRTR dirigido a Bruselas e inalcanzable el objetivo de las 300.000 unidades año para 2030.

En opinión de Andimac, esto va a agravar la obsolescencia del parque inmobiliario y con ello se observa que el problema de la vivienda ha venido para quedarse por falta de políticas preventivas evidenciadas a partir de múltiples datos.

Para Andimac, España puede perder una oportunidad de oro con los fondos europeos para mejorar de forma clara la calidad del parque edificado en términos de prestaciones.

Por este motivo, y con el objetivo de crear una cultura de la reforma entre las familias y las pequeñas comunidades de propietarios, en un contexto favorable gracias a las ayudas comunitarias, desde la patronal se reclama prolongar la vida de los fondos más allá de agosto de 2026 y dirigir una campaña a la ciudadanía para concienciar de la importancia de rehabilitar, tanto por el bienestar colectivo como para cumplir con los objetivos de eficiencia energética.

Asimismo, la patronal viene advirtiendo desde hace tiempo de las limitaciones del actual marco de regulación de las ayudas para la rehabilitación. Entre ellas, la enorme dispersión que existe hoy en día; la falta de actualización de sus niveles de intensidad estimados a los costes reales de los materiales. A nivel autonómico, destacan las barreras detectadas ante la ausencia de preconcesiones que prolonga los tiempos administrativos, además de no adelantar las ayudas a los propietarios pese a disponer desde hace meses de los recursos en tesorería, lo que impide incentivar la toma de decisión.

Desde la Asociación agregan que, tras los fondos, España no puede asumir como país el riesgo de no impulsar medidas intensas en materia de rehabilitación edificatoria, lo que conlleva dotación presupuestaria directa (ayudas a las familias) e indirecta (incentivos fiscales).

A su juicio, no hacerlo no sólo no permitirá cumplir los compromisos de descarbonización ligados al ahorro energético, sino que supone un riesgo creciente para la pérdida del valor de los inmuebles, donde reside el 70% del ahorro de las familias, y la degradación de lo que hoy es el núcleo de las ciudades españolas, la vivienda levantada durante el desarrollismo.